sábado, 5 de marzo de 2011


Aún que a veces digo basta en las noches de subasta me la juego hasta ganar. Cómo toda señorita eras bien histeriquita, eras una ola en el mar.
Siempre cinco para el peso, siempre abrazo, nunca un beso y ahora ni torta ni pan. Ni este amor que nunca vio la luz, sólo me quedan recuerdos de ese sueño momentáneo, viejos tiempo de adicción.
A planteos poco cuerdos, al placer del desengaño a la dulce confusión. Sólo me queda el consuelo de saberme muy tranquila, yo ya sé que la peleé

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