Supe que enloquecía con los besos en la oreja, que en la cama y desnuda baila mucho mejor.
Disimulando lo triste y conservando la calma, le dije aun que no creas: estoy buscando amor.
Ahora el está feliz, volvió con la idiota. Yo recorro las calles buscando otro hombre.
Aprendí que mentirse tiene patas muy cortas, que siempre la costumbre va a matar al placer.
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