Te regalo mi cintura y mis labios para cuando quieras besar.
Te regalo mi locura y las pocas neuronas que quedan ya.
Te doy hasta mis suspiros pero no te vayas más: por qué eres tú mi sol, la fe con qué vivo, la potencia de mi voz, los pies con que camino. Eres tú, amor, mis ganas de reírme.
El adiós que no sabré decir, por que nunca podré vivir sin ti.
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